Peligro en el elevador

Justo como la canción de Tatiana, hubo peligrooo. Así, con las tres "o". 

Resulta, queridos lectores, que mi novia y yo fuimos a una plaza, ya que yo tenía que llevar mi celular a arreglar porque tiene un problema. Además la señorita quería una dona de las ya muy mencionadas Krispy Kreme.

Entramos por una de las entradas principales (valga la rebuznancia) y oprimimos el botón de la flecha para arriba del elevador. Una vez que llegó, descendió una pareja con su bebé en la carreola y nosotros nos montamos.

Ya que estábamos adentro el elevador cerró sus puertas para después volverlas a abrir. Así que oprimí el botón de CP (Cerrar Puerta) múltiples veces. Finalmente las puertas cerraron y quedamos solos en la máquina elevadora. Miradas de complicidad y kaboom! Un beso. Un beso más pasional. Bueno, nos agarramos a los besos en el elevador.

Cuando la pasión comenzó a aumentar la temperatura del lugar (y pos la nuestra), kaboom otra vez: que se para el elevador (¿?). Así, como de película gringa cuando alguien oprime el botoncito rojo, nomás que ninguno de los dos lo oprimimos. Separámonos (haha), miradas de extrañamiento y el elevador vuelve a funcionar. Piso dos: se abren las puertas. Antes de salir: "puuuutoooos", que grito.

En esos momentos, por alguna extraña razón, recordé la canción de Tatiana antes mencionada, cuando era el hit en los 80 y no una Xuxa cualquiera.

Total que hicimos más de una hora de fila en Telcel y otro tanto en Krispy Kreme. Nota mental: un domingo antes de la navidá no se debe poner un pie en ninguna plaza. NINGUNA, I said.

Aquí es cuando yo me pregunto: ¿habrán estado viéndonos por alguna cámara escondida (porque no vi ninguna)? ¿O fue merita casualidad? ¡Pos qué creían que haríamos ahí adentro, sólo eran unos besitos inocentones! ¿Usté qué cree?